VOTO CRISTIANO
A una semana de realizado el plebiscito no he podido dejar de pensar con preocupación en el triste espectáculo de algunos cristianos que, de lado y lado, utilizaron las Escrituras para validar sus posiciones excluyentemente. Si antes del 25 de Oct. se debía ser cristiano por una opción , entonces ¿cuál es la opción cristiana post plebiscito? ¿Debe la Iglesia moldear su posición de acuerdo a la elección de turno?
Antes de que me digan que me
quedé pegado con el tema del plebiscito, creo firmemente que si hay algo que no
nos deja crecer como personas y comunidades es la costumbre de “dar vuelta la
página” con demasiada rapidez, sin detenernos a pensar en lo ocurrido. Me
parece fundamental la reflexión de lo que se vive no sólo para evitar futuros
errores, sino principalmente para buscar discernir las señales de los tiempos.
Todos estamos conscientes de
la tremenda diversidad existente en el mundo evangélico, la cual fue bastante pública
en las últimas semanas. Diferencias que van desde concepciones sociales y económicas,
hasta teológicas. Sin pretender entrar en esa discusión ahora, mi oración y
anhelo es que podamos ser realmente conscientes de que lo que nos une es eterno
mientras que lo que nos diferencia es temporal. Por tanto, sin dejar de
participar activa y responsablemente en las esferas de la sociedad, no caigamos
en la tentación de poner nuestras esperanzas en el candidato, gobierno y modelo
de turno que tarde o temprano perecerá, sino en nuestro Señor Jesucristo quien
permanece para siempre.
Me preocupa, además, el uso
de las Escrituras para la validación de ciertos modelos económicos y
sociopolíticos, pues la Biblia no está
al servicio ni de uno ni otro modelo. No niego que existen principios que pueden encontrarse en las Sagradas Escrituras, pero eso es diametralmente opuesto a utilizarlas al servicio
de una postura política, social y económica, lo cual sería menospreciar
la Palabra de Dios. Por tanto, en vez de buscar los pasajes adecuados para defender
nuestras ideas, es la Iglesia la que debe ponerse al servicio de la Palabra para
vivir y encarnar el Evangelio en el mundo presente.
Por otra parte, creer que se
es más cristiano porque votas por una opción, o que existe el voto cristiano excluyente, es lo mismo que pensar que existe una postura electoral que
representa fiel y plenamente al Evangelio. Sin embargo, la evidencia nos dice
que la realidad no es tal, que aquellos que han puesto su esperanza en algún
candidato que dice representar sus valores, se han visto decepcionados por el
no cumplimiento de dicha promesa. No existe ni el candidato ni el modelo
sociopolítico que sea fiel al Evangelio, pues no hay nadie que sea “justo” al ser incapaces de llevar a cabo siquiera nuestras buenas intenciones
(Ro 3.10-12; 7.15).
Creo firmemente que el
cristianismo no debe ser una postura que se levanta para un proceso electoral,
sino que es el camino al que estamos invitados a tomar todos los días, a cada
momento, en cada realidad y contexto que nos toca vivir (Jn 14.6). Que poner
nuestra fe al servicio de intereses partidistas y/o económicos es prostituir el
Evangelio y rendirse a los poderes de este mundo (1 Ti 6.11-12). Que el
Cristianismo no promueve ni pretende ser base de ningún modelo económico y
político humano (Lc 4.6-8). Que el modelo de Reino que Jesús encarnó es el amor
por el otro (Mt 22.39), es el cuidado generoso del otro (Heb 13.16), es
hacernos prójimos del otro y comprometernos con sus necesidades (Lc 10.36-37).
Anhelo y pido a Dios por el
día en que ya no seamos cristianos por uno u otro partido/posición, sino que
seamos cristianos por el Evangelio de Cristo (2 Co 5.18-21). Por ser una Iglesia unida en el servicio a
Cristo y Su causa (Lc 4.18-21), donde no sólo respetemos las diferencias, sino
que las abracemos (Ro 14.13). Oro para que la Iglesia de Cristo renuncie a los
poderes de este mundo y siga el camino del Señor, la senda de amor solidario y
entrega por el otro hasta las últimas consecuencias (Ro 5.8). Al fin de cuentas
la Iglesia apunta a una meta muy superior, que ni izquierdas ni derechas
pretenden, el Reino de Dios y su justicia (Mt 6.33; Ro 14.17). Prosigamos
firmes y adelante hacia dicha meta:
Tronos y coronas pueden perecer
De Jesús la Iglesia constante ha de ser
Nada en contra suya prevalecerá
Porque la promesa nunca
faltará
Muy buena refleccion. La comparto 100% contigo. Que Dios en su inmenso amor, nos perdone, por preocuparnos de cosas tribiales. Lo importante es el camino a El y obedecer sus mandamientos.!😊❤
ResponderBorrarTenemos que acompañar ese arrepentimiento con un cambio de prácticas en nuestras comunidades. Gracias por compartir. Agradecería si pueden identificarse para saber quién comenta.
BorrarSaludos
Tremenda reflexión, en tiempos donde todo busca polarizar hay que buscar lo importante, lo superior.
ResponderBorrarContra la polarización decido abrazar la diferencia y aprender de ella.
BorrarUn abrazo querido Pablo