LA MARCA DE LA BESTIA

 

La actual pandemia nos tiene a la espera de una cura que nos permita retomar nuestras vidas. Sin embargo, no todos miran con buenos ojos la necesidad de una vacuna, pues no pocos cristianos han expresado que esta cura tendría intereses ocultos y obscuros. Tanto así, que algunos creen que detrás de la vacuna se escondería la “marca de la bestia.”

Con la noticia de que Rusia tendría la primera vacuna contra el Covid-19, han vuelto a aparecer grupos de cristianos hablando de un posible chip que vendría oculto, lo cual representaría la tan temida marca de la bestia. Sin duda que la difusión de este temor no es nueva. Recuerdo claramente en mi infancia allá por los años 90 que este tema estaba bastante en boga, pues ya venía hablándose en décadas anteriores. Incluso había películas sobre esto. El anticristo y la marca de la bestia eran temas frecuentes, aunque el único interés que ahora observo para tal atención es el de atemorizar para confundir, para manipular.

En esos años se hablaba de que nos obligarían a usar un código de barra. El tema estaba tan tergiversado, que hasta asociaban el uso de los tatuajes con esta marca. Y conforme la tecnología ha evolucionado, las teorías conspirativas también, es así como la marca dejó de ser un código de barra para dar paso a un chip y, más recientemente, a la tecnología 5G. Pero ante todas estas teorías, me pregunto, ¿qué es lo que realmente dice la Biblia al respecto? ¿Cuál fue la intención de Juan de Patmos, autor del Apocalipsis, para escribir estos temas?

Para nadie es una sorpresa que el libro del Apocalipsis es unos de los más complejos y enigmáticos de la Biblia. Visiones de plagas,, bestias, monstruos con muchas cabezas, etc., son todas figuras cargadas de simbolismos. Esto mismo ha generado un sinnúmero de interpretaciones, como las ya mencionadas sobre la marca de la bestia, por ejemplo. Sin embargo, cada vez que nos enfrentamos a un texto, cualquiera sea su naturaleza, el primer acercamiento debe ser desde el contexto en el que éste fue escrito para posteriormente poder buscar aplicaciones a nuestro presente, porque sino éstas pueden ser tan descabelladas como la imaginación lo permita. Entonces, sobre la marca de la bestia, el famoso número ‘666’, ¿a qué hace referencia en el contexto en el que fue escrito? ¿Podemos darle una interpretación inequívoca a nuestros días?

Dentro de tantas interpretaciones, existe un consenso serio dentro del mundo académico de que cuando Juan habla del número ‘666’ (Ap 13.17 y 15.2), y que en algunos manuscritos es ‘616’,  no hace referencia a una marca, sino más bien al nombre de la bestia. ¿Quién es esta bestia? Como sabemos, los números romanos utilizan letras, y las cifras mencionadas serían un acrónimo en referencia a Nerón o Domiciano (dependiendo si es 666 o 616), ambos conocidos por perseguir y matar cristianos. Otra opción interpretativa señala que la marca de la bestia fue una sanción económica que hizo Domiciano a quienes no le rendían culto. Como fuere, hay claridad en el mundo académico serio que según el contexto en el cual fue escrito el libro del Apocalipsis, la marca de la bestia no hace referencia ni a un código de barra, ni a un chip, ni a una vacuna, ni menos a la tecnología 5G.

Así como la marca de la bestia bíblicamente no es lo que alguna vez nos contaron, ni lo que las redes sociales difunden, la idea del anticristo como un líder político/religioso que aparecerá en el fin de nuestros tiempos tampoco sería tal. Al leer las epístolas de Juan, vemos que no está hablando de lo que pasará en nuestra época, sino de lo que ya estaba pasando en su tiempo. Y además, cuando se habla del anticristo, término que no aparece en el Apocalipsis, muchos estudiosos coinciden en que hace referencia al docetismo, tendencia cristológica que negaba la humanidad de Cristo (lea y compare 1 Juan 2.18; 4.3; 2 Juan 1.7).

Con lo ya descrito no pretendo ser considerado como un cazador de mitos. Más bien quisiera animarles a profundizar seria y responsablemente en sus creencias y fe, para lo cual resulta fundamental que al leer las Escrituras, no nos volvamos locos buscando secretos que no existen, sino que leamos primeramente entendiendo que hay un contexto y una motivación particular del autor para escribir lo que escribió. Tampoco te quiero convencer para que abandones tus creencias, sino a que le des fundamento serio. Creo que buscar información sobre este y otros temas en redes sociales no es muy confiable que digamos.   

Finalizo con las siguientes conclusiones:

1. Es un error leer la Biblia pensando que encontraremos información exacta y específica sobre el cuándo, dónde y cómo del fin del mundo. Las Sagradas Escrituras no tienen esa finalidad, más bien es un libro que suscita la fe en Dios del pueblo de Israel en el A.T., y de los seguidores de Jesús en el N.T. Puede contener referencias sobre un “fin de los tiempos”, pero recordemos que los autores hablan desde sus propias realidades. Lo fundamental al leer las Escrituras es que por medio de ellas conocemos el Evangelio de Cristo. Las teorías conspirativas mejor dejarlas en manos de programas de canales como ‘History’ o ‘Discovery’.

2. Es esencial considerar los contextos en los cuales fueron escritos los distintos libros de la Biblia para poder darle una aplicación más apropiada a nuestra vida y época, dejando fuera las teorías que rayan en la paranoia y que poco tienen que ver con el mensaje original.

3. Con relación al “fin del mundo”, personalmente tengo la impresión que en la historia de la humanidad han existido, y seguirán existiendo, muchos “fin de los tiempos”. Es decir, así como la iglesia primitiva vio las persecuciones como señales de los últimos tiempos, y pensaban que la venida del Señor sería en su propia época, todos hemos enfrentado desafíos que nos han llevado a pensar de la misma manera.

¿Quiero decir con esto que no habrá una venida del Señor tal y como el apóstol Pablo la configuró en sus epístolas? Para nada. No tengo ni la preparación, ni los estudios, ni mucho menos el interés para establecer eso. Sin embargo, así como en 1 Juan leemos que el espíritu del anticristo ya se encontraba en esa época, más que creer que será un líder religioso y/o político en particular, pienso que ese espíritu ha seguido estando presente en la historia de la humanidad, encarnado en diversas formas, personas y sistemas. De la misma forma no me parece descabellado pensar que el Señor ya ha venido por los suyos en diferentes épocas y que ellos ya están viviendo esa tierra prometida.

Pero de nuevo, no tengo las competencias ni el interés de profundizar en temas de “fin de mundo.” Sí me interesa ahondar en lo que como Iglesia podemos y debemos hacer en nuestra época, en vez de perder el tiempo con teorías conspirativas. Por lo mismo debemos ser responsables con respecto al pensamiento de nuestra fe, dejar de lado un poco las confabulaciones y ser serios en vivir y compartir el evangelio. Si usted piensa que la vacuna, el chip, el tatuaje, el código de barra, el 5G etc. es la marca de la bestia y hay que evitarlos a toda costa, allá usted. No busco decirle lo que debe o no debe creer, sino animarle a ser responsable primero con sus convicciones, y segundo con configurar el evangelio de Cristo en su vida y en la de quienes le rodean. Les invito a ser serios y comprometidos con nuestra fe, a no repetir cuentos que alguna vez escuchamos sólo porque nos dijeron que así era y, sobre todo, a no abandonar nuestro llamado a vivir y compartir la buena noticia de Jesucristo para toda la humanidad y en todas las épocas.

 


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